Muerto Gil González (1526) a quien correspondía con
mejor derecho la gobernación de Nicaragua, la Corona nombró Gobernador y
Capitán General de esta provincia al ex – gobernador de Panamá Pedrarias
Dávila.
Pedrarias, en los 3 años de
gobierno en Nicaragua, cuando no sacaba oro, herraba a los indios, para
venderlo como esclavos en Las Antillas y el Perú.
Coincidió el inicio de su
gobierno con una ola de resistencia y levantamiento indígenas contra las
reducciones, cuyos asentamientos destruían o quemaban. Pedrarias decidió hundir
en el horror a la población de Nicaragua. Dejó de utilizar la guerra y pasó a
generalizar el terrorismo, política que aplicaba sin discriminación. Mandaba a
cuchillar comarcas enteras y arrojaba doncellas a sus perros hambrientos, para
que se las comiesen, después de haberlas violado. Sin embargo llamó “periodo de
organización” lo que en la práctica eran operaciones de exterminio.
Las medidas del programa de
Pedrarias son una muestra de lo que constituyó la transición entre la conquista
y la” paz colonial”. Castigó a los jefes rebeldes,
unos fueron quemados, apedreados, descuartizados, etc. Desató la represión
contra las poblaciones que desobedecían sus bandos, arrasaban con las aldeas,
ordenó el pago de tributos en especies, en esclavitud y servicios forzados y se
propuso el sometimiento ideológico de los indios bajo Pena De Muerte.
La administración de Pedrarias,
fue la más funesta y cruel de todas para Nicaragua, autorizada por el sistema
colonialista. Quien toleró abusos y dejó explotar sin piedad a los encomenderos,
quienes castigaron y asesinaron sin piedad a tal extremo que el país quedó
despoblado tanto por la mortandad que causaba la resistencia indígena como por
los sobrevivientes que huían a las montañas y se negaban a cohabitar con sus
mujeres para que éstas no le parieran esclavos a los españoles.
Pedrarias introdujo al país, el
ganado caballar, vacuno, y porcino, aves de corral y herramientas agrícolas, la
caña de azúcar.
En marzo de 1531 muere Pedrarias,
a sus 90 años de edad, el ayuntamiento se reúne para tratar la elección del
sucesor, el alcalde mayor, licenciado Francisco de Castañeda, alegó que el
cargo le correspondía a él mientras el rey se pronunciara. No sólo se adueñó
del puesto, botó la máscara y siguió el ejemplo de su antecesor mostrándose tan
déspota y rapaz como Pedrarias.
Repudiado por sus abusos fue
denunciado por los mismos a la corona
española, Castañeda opta por largarse del país, dejando la gobernación en manos
del obispo Diego Álvarez De Osorio, persona digna, según cuentan los biógrafos,
pero que en oportunidades permitió la venta de esclavos cuando mediaba propina.
En 1535 toma el poder Rodrigo de
Contreras, yerno de Pedrarias, quien se había enriquecido obligando a los
indios a lavar oro por su cuenta en las minas de Nueva Segovia. Su gobernación
coincidió con la presencia en Nicaragua de Fray Bartolomé de las Casas,
defensor de los indígenas a quien se debió la aprobación en 1542 de las NUEVAS LEYES DE INDIAS, cuerpo legal,
dictado por los reyes de España en el que se suavizaba la explotación de los
indios, pero que en el fondo era una política encaminada a favorecer los intereses reales, ya que estaban
en lucha con los encomenderos y colonos.
Como era de esperarse las leyes
no fueron acatadas ni por Contreras, ni por los colonos y encomenderos, siempre
encontraron fórmulas para burlarse de su acatamiento. Fray Bartolomé de las Casas,
siguió presionando y la Audiencia envió a un oidor para que las pusiera en práctica,
Contreras previéndose contra la disposición de las nuevas leyes que prohibía
tener encomienda a los gobernadores, traspasó fraudulentamente las que poseía a
su mujer e hijos. Advertido el fraude por el obispo Antonio de Valdivieso, dio
parte del truco al oidor y éste quito todas sus encomiendas a la familia
Contreras y las traspasó a la Corona.
Al verse privado de sus
posesiones, se fue a España, para presentar sus reclamos directamente al rey,
pero el Consejo de India, máxima
instancia en los asuntos relacionado con las colonias de América no estimó
justas sus demandas confirmó sus despojos. Cuando la noticia llegó a Nicaragua
la mujer e hijos de Contreras mostraron su enojo con el obispo Valdivieso, a
quien hicieron responsable de sus desgracias. Los hermanos Contreras (Pedro y Hernando
concibieron en el proyecto de asesinar al prelado alentado por su propia madre
para saciar su venganza, después del asesinato, se insurreccionaron contra el
poder real, armaron tropas, saquearon la ciudad y se dirigieron a Panamá y al
Perú para reforzar sus tropas y regresar al país para luchar contra las nuevas
leyes de indias. Diversas circunstancias se le presentaron que vieron frustrado
sus proyectos.
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